Introducción

“La verdadera confesión es siempre de carácter específico y reconoce pecados particulares. Pueden ser de tal naturaleza que deben ser presentados solamente ante Dios, pueden ser ofensas que se deben confesar a individuos que han sido dañados por causa de ellos, o pueden ser de tipo general que deben ser presentados ante el pueblo. Pero toda confesión debe ser definida y al punto, reconociendo los pecados mismos de que sois culpables” (Testimonios para la Iglesia, tomo 5, pág. 601).

1.- ¿Qué juez levantó el Señor para defender a Israel y durante cuántos años tuvo tal responsabilidad?

Jueces 10:1-2 "Después de Abimelec, se levantó para librar a Israel Tola hijo de Fúa, hijo de Dodo, varón de Isacar, el cual habitaba en Samir en el monte de Efraín. 2 Y juzgó a Israel veintitrés años; y murió, y fue sepultado en Samir".

Nota

“Después de la muerte de Abimelec, el usurpador, Dios levantó a Tola para que juzgara a Israel. Su pacífico reinado fue un feliz contraste con las borrascosas escenas por las cuales había estado pasando la nación. No le tocó guiar ejércitos a la batalla y lograr victorias sobre los enemigos de Israel como lo habían hecho los gobernantes anteriores, pero su influencia estrechó más los vínculos del pueblo y estableció el gobierno sobre una base más firme. Restauró el orden, la ley y la justicia. “A diferencia del orgulloso y envidioso Abimelec, el gran deseo de Tola no fue conseguir puesto y honores para sí mismo, sino mejorar la condición de su pueblo. Siendo un hombre de profunda humildad comprendió que no podía realizar ninguna gran obra, pero se propuso cumplir con fidelidad su deber para con Dios y su pueblo. Apreciaba grandemente el privilegio del culto divino, y eligió morar cerca del tabernáculo para poder asistir con más frecuencia a los servicios religiosos allí realizados” (Signs of the Times, 11 de agosto de 1881).

2.- Después de él, ¿a quién levantó el Señor? ¿Cuál fue su misión?

Jueces 10:3-5 "Tras él se levantó Jair galaadita, el cual juzgó a Israel veintidós años. 4 Este tuvo treinta hijos, que cabalgaban sobre treinta asnos; y tenían treinta ciudades, que se llaman las ciudades de Jair hasta hoy, las cuales están en la tierra de Galaad. 5 Y murió Jair, y fue sepultado en Camón".

Nota

“Tola gobernó a Israel veintitrés años y lo sucedió Jair. Este gobernante también temía al Señor y se esforzó por mantener su culto entre el pueblo. Al realizar las funciones del gobierno fue ayudado por sus hijos, quienes actuaban como magistrados e iban de lugar en lugar para administrar justicia” (Signs of the Times, 11 de agosto de 1881).

Más desobediencia y opresión

3.- Aunque la divina providencia siguió obrando para liberar a Israel de sus enemigos, ¿qué hizo el pueblo cuando ya no estaba bajo la guía de un juez?

Jueces 10:6 "Pero los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales y a Astarot, a los dioses de Siria, a los dioses de Sidón, a los dioses de Moab, a los dioses de los hijos de Amón y a los dioses de los filisteos; y dejaron a Jehová, y no le sirvieron".

Nota

“‘Lo enojaron con sus lugares altos y lo provocaron a celo con sus imágenes [...]. Dejó, por tanto, el tabernáculo de Silo, la tienda en que habitó entre los hombres. Entregó acautiverio su poderío; su gloria, en manos del enemigo’. Jueces 2:12; Salmos 78:52, 58, 60, 61. No obstante, Dios no abandonó por completo a su pueblo. Siempre hubo un remanente que permanecía fiel a Jehová; y de vez en cuando el Señor suscitaba hombres fieles y valientes para que destruyeran la idolatría y libraran a los israelitas de sus enemigos. Pero cuando el libertador moría, y el pueblo quedaba libre de su autoridad, volvía gradualmente a sus ídolos. Y así esa historia de apostasía y castigo, de confesión y liberación, se repitió una y otra vez” (Patriarcas y Profetas, pág. 529). “En cierta medida, durante la última parte del gobierno de Jair, y en forma más generalizada después de su muerte, los israelitas cayeron otra vez en la idolatría” (Signs of the Times, 11 de agosto de 1881).

4.- Entonces, ¿qué pasó de nuevo? ¿Hasta qué punto se extendieron a otras áreas los problemas que enfrentaron las tribus al este del Jordán?

Jueces 10:7-9 "Y se encendió la ira de Jehová contra Israel, y los entregó en mano de los filisteos, y en mano de los hijos de Amón; 8 los cuales oprimieron y quebrantaron a los hijos de Israel en aquel tiempo dieciocho años, a todos los hijos de Israel que estaban al otro lado del Jordán en la tierra del amorreo, que está en Galaad. 9Y los hijos de Amón pasaron el Jordán para hacer también guerra contra Judá y contra Benjamín y la casa de Efraín, y fue afligido Israel en gran manera".

Nota

“Después de la muerte de Abimelec, el gobierno de algunos jueces que temían al Señor mantuvo por un tiempo en jaque a la idolatría; pero antes de mucho el pueblo volvió a practicar las costumbres de las comunidades paganas circundantes. Entre las tribus del norte, los dioses de Siria y de Sidón tenían muchos adoradores. Al sudoeste, los ídolos de los filisteos, y al este los de Moab y Amón, habían desviado del Dios de sus padres el corazón de Israel. Pero la apostasía acarreó rápidamente su castigo. Los amonitas subyugaron las tribus orientales, y cruzando el Jordán, invadieron el territorio de Judá y el de Efraín. Al occidente, los filisteos, ascendiendo de su llanura a orillas del mar, lo saqueaban y quemaban todo por doquiera. Una vez más Israel parecía haber sido abandonado al poder de enemigos implacables” (Patriarcas y Profetas, pág. 539).

5.- ¿De qué diferentes enemigos había librado el Señor a Israel cada vez que el pueblo lo invocaba en arrepentimiento?

Jueces 10:10-12 "Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, diciendo: Nosotros hemos pecado contra ti; porque hemos dejado a nuestro Dios, y servido a los baales. 11Y Jehová respondió a los hijos de Israel: ¿No habéis sido oprimidos de Egipto, de los amorreos, de los amonitas, de los filisteos, 12de los de Sidón, de Amalec y de Maón, y clamando a mí no os libré de sus manos?".

Nota

“Una vez más el pueblo pidió ayuda a Aquel a quien había abandonado e insultado. ‘Y los hijos de Israel clamaron a Jehová, diciendo: Nosotros hemos pecado contra ti; porque hemos dejado a nuestro Dios, y servido a los Baales’. Jueces 10:10-16. Pero el pesar no había obrado en ellos un arrepentimiento verdadero. El pueblo se lamentaba porque sus pecados le había traído sufrimientos, y no por haber deshonrado a Dios y violado su santa ley. El verdadero arrepentimiento es algo más que sentir pesar por el pecado. Consiste en apartarse decididamente del mal” (Patriarcas y Profetas, pág. 539).

6.- Habiéndolos ya liberado de la opresión de varias naciones, ¿qué respondió el Señor cuando le pidieron que los librara de los filisteos y amonitas?

Jueces 10:13-14 "Mas vosotros me habéis dejado, y habéis servido a dioses ajenos; por tanto, yo no os libraré más. 14Andad y clamad a los dioses que os habéis elegido; que os libren ellos en el tiempo de vuestra aflicción".

Nota

“Estas palabras solemnes y temibles dirigen el pensamiento hacia otra escena: la del gran día del juicio final, cuando los que rechazaron la misericordia de Dios y menospreciaron su gracia serán puestos frente a su justicia. En aquel tribunal, los que dedicaron al servicio de los dioses de este mundo los talentos que Dios les dio, deberán rendir cuenta del empleo de su tiempo, sus recursos y su intelecto. Abandonaron a su verdadero y tierno Amigo, para seguir el sendero de la conveniencia y del placer mundano. Se proponían volver a Dios alguna vez; pero el mundo, con sus locuras y engaños, absorbió su atención. Las diversiones frívolas, el orgullo de los atavíos y la satisfacción de los apetitos endurecieron su corazón y embotaron su conciencia, de tal manera que ya no oyeron la voz de la verdad. Menospreciaron el deber. Tuvieron en poco las cosas de valor infinito, hasta que desapareció de su corazón todo deseo de hacer sacrificios por Aquel que tanto dio para el hombre. Pero en el tiempo de la siega cosecharán lo que sembraron” (Patriarcas y Profetas, pág. 539).

Súplica y reforma

7.- Al encontrarse en gran dificultad, ¿qué preguntó Israel una vez más? ¿Qué reforma tuvo lugar aunque no fue un juez en particular quien la impulsó?

Jueces 10:15-16 "Y los hijos de Israel respondieron a Jehová: Hemos pecado; haz tú con nosotros como bien te parezca; solo te rogamos que nos libres en este día. 16Y quitaron de entre sí los dioses ajenos, y sirvieron a Jehová; y él fue angustiado a causa de la aflicción de Israel".

Nota

“¡Oh! ¡cuán longánime es la misericordia de nuestro Dios! Cuando su pueblo se apartó de los pecados que le habían privado de la presencia de Dios, él oyó sus oraciones y en seguida comenzó a obrar en su favor” (Patriarcas y Profetas, pág. 540). “Los que piensan en el resultado de apresurar o impedir la proclamación del evangelio, lo hacen con relación a sí mismos y al mundo; pocos lo hacen con relación a Dios. Pocos piensan en el sufrimiento que el pecado causó a nuestro Creador. Todo el cielo sufrió con la agonía de Cristo; pero ese sufrimiento no empezó ni terminó cuando se manifestó en el seno de la humanidad. La cruz es, para nuestros sentidos entorpecidos, una revelación del dolor que, desde su comienzo, produjo el pecado en el corazón de Dios. Le causan pena toda desviación de la justicia, todo acto de crueldad, todo fracaso de la humanidad en cuanto a alcanzar su ideal. Se dice que cuando sobrevinieron a Israel las calamidades que eran el seguro resultado de la separación de Dios: sojuzgamiento a sus enemigos, crueldad y muerte, Dios ‘fue angustiado a causa de la aflicción de Israel’. ‘En toda angustia de ellos él fue angustiado. [...] Y los levantó todos los días de la antigüedad’” (La Educación, pág. 238).

Estudio Adicional

“La confesión no será aceptable ante Dios sin un arrepentimiento y reforma sinceros. Han de haber cambios decididos en la vida; todo lo que ofende a Dios ha de ser puesto a un lado. Este será el resultado de una tristeza genuina por el pecado. Pablo, refiriéndose a la obra del arrepentimiento dice: ‘Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto’. 2 Corintios 7:11” (Testimonios para la Iglesia, tomo 5, pág. 602).

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